lunes, 30 de enero de 2012

Como se lo cuento…


"Que no le tengo yo rezado a San Cirilo – me decía hace unos días una vecina en un perdido pueblo de la Sierra de Francia – para que mi hijo me hubiese salido albañilisto o usurero de esos que van todos los días a la oficina del banco con traje y corbata.
 Pero gracias a Dios ni San Cirilo ni mi hijo me hicieron caso, y el chico se me hizo funcionario. Y ahí le tiene usted viviendo como un rey, bueno como el yerno de un rey, asegurado y cobrando del Estado. Que como él me dice: usted no se preocupe madre, que mientras haya señores habrá siempre vasallos, y viceversa.
No, y yo estoy tranquila, y eso que en su matrimonio no le van bien las cosas que a mi no me engaña, pues ha tenido la mala suerte de que su mujer le ha salido cornuda, lo mismo que me pasó a mi con su padre - que tan a gusto esté como a mi me dejó – aunque siento más lo de los dos chavales que tienen, que dicen que quieren ser jubilados, con lo que a mi me hubiese gustado que ella se hubiese hecho adivina o puta famosa de esas que salen en la tele, y él futbolista aunque no supiese hablar. Pero bueno allá ellos, que yo para mi ya tengo". (Transcripción literal)