domingo, 30 de septiembre de 2012

El ahogado

Famará (Lanzarote-España)

  No se si se lo he contado aquí alguna vez, pero yo soy un poco como Cristo, que me gusta más andar sobre las aguas que bañarme en ellas. Bueno pues eso, que estaba yo dándome un paseo por la orilla del mar, y me encontré a un ahogado, mira tu que casualidad.
  Mi primera intención fue sacar el teléfono móvil, pues siempre le llevo encima porque nunca se sabe lo que puede encontrarse uno cuando pasea, y llamar al 112. Daba por echo que aquel cuerpo – desmadejado – que reposaba sobre la arena, seguramente sería el de uno de esos pobres desgraciados que todos los días intentan cruzar de África a Europa en pateras, porque alguien les ha dicho que aquí atamos los perros con longanizas.
  Cuando llegué a su altura me di cuenta que el ahogado no era tal, sino que más bien estaba vivo y bien vivo, además de gordo y colorado. Para mi sorpresa vi que “el ahogado” era un alemán que disfrutaba placidamente del frescor del agua y la calidez de la arena, mientras pensaba como quedarse con aquel trozo de playa. Así que lo cogí por los tobillos y lo arrastré hasta lo más profundo del oleaje, mientras me gritaba:
            - nicht schwimmen...
  Pues haber aprendido germano, que yo tampoco me baño a menudo y lo he tenido que hacer por ti.    

lunes, 17 de septiembre de 2012

Amnesia, gimnasia y magnesia

Penseur bois (fotomontaje)
  He leído hace unos días que un amnésico es un naufrago en su presente que no recuerda lo que acaba de hacer, pero tampoco sus compromisos y planes para el futuro. Y me dije ¡tate, ya esta!, esa es la terrible enfermedad que han venido padeciendo en estos últimos veinte años muchos de los dirigentes que han desgobernado este país. Amnesia cruda y pura, pobrecitos.
   Y que es lo mejor contra la amnesia, pues la gimnasia (no confundir con la Magnesia, que es una ciudad de Grecia). Pero practicar gimnasia cerebral, es decir pensar, ¡coño! que no duele.
   No se si habrá locales fitness donde se pueda ir hacer todos los días una hora de spinning neuronal, pero si no los hay deberían de crearse. Ya se que algunos de ustedes me dirán que para eso estan las universidades, ya, pero de allí han salido muchos de ello y miren como estamos...
  Por cierto, ¿que les estaba contando...? huy, que memoria la mía.

domingo, 9 de septiembre de 2012

LIBROS DE VIEJO

Librería de viejo (Haro - La Rioja)
  Pocos ya se recordaran, pero cuando en este país no existían bibliotecas publicas, que no fue en la Edad Media sino ayer mismo, la única forma de poder leer variada y baratamente era recurrir a unos pequeños establecimientos que facilitaban - por una módica cantidad - el intercambio de TeBeOs y novelas (policíacas, de amor y del oeste).
  Normalmente estaban instados en portales o cuchitriles en los que además se vendía tabaco suelto, alguna golosina en cucurucho y hasta citas y confidencias alcahuetas o políticas. Solían estar regentados por viudas o inválidos del bando republicano, porque a los del nacional se les reservaba los estancos, ordenancías o alguna portería de casa bien.
  En aquellos oscuros "nichos del saber" algunos descubrimos la pasión por la lectura, leyendo tebeos y novelas manoseadas por mil manos y dos mil ojos, eso que ahora se llaman "libros de viejo" y que muchas veces teníamos que leer a escondidas pues nuestros padres decían que nos "podían pegar algo", además de que era sospechoso que “el niño lea tanto”, a ver si nos va a salir intelectual y ya la hemos jodido, que esos suelen ser de izquierdas. 

jueves, 6 de septiembre de 2012

zum Frühstück

¡ a desayunar...!

La pizarra y el pizarrín


  Dicen que 300 euros de media se van a tener que gastar este año los padres españoles en libros de texto, para que sus hijos puedan ir a estudiar al colegio. 50.000 de las antiguas y añoradas pesetas. Increíble, ¿pero estamos tontos o que?. Pero si esa cantidad no se la han gastado muchos españoles en toda su vida para adquirir libros de leer, como puede exigirse semejante esfuerzo a las maltrechas economías familiares, con la que nos está viniendo.
  Este que aquí escribe empezó a juntar sus primeras letras en la pizarra que ven a mano izquierda (todavía la conservo). Cincuenta años después les escribo esto desde mi “tablet computer” de la derecha, es decir que en medio siglo he pasado de la escritura rupestre a la digital, y no sin esfuerzo formativo y económico.
  La pizarra le costó a mi abuelo dos pesetas y dos reales de los de agujero, incluidos dos pizarrines. La pizarra virtual ha superado los 600 euros de coste. ¿Estamos tontos o que?. Pues si, estamos tontos y además arruinados. Pero hay que mantener el lucrativo negocio editorial de los libros de texto, a los que fabrican la Wii, a los de las Nintendo, de las iPad, las PlayStation y a la madre que los parió. Si ya me lo decía mi abuelo: palote, palote, palote y capón en el cogote.