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Sanlúcar de Barrameda (Cádiz-España UE) |
«¡Hay que
trabajar! Pero ¿en qué, cómo y para qué? El trabajo más productivo es el más libre;
yo he trabajado bastante en mi vida,
y nunca he trabajado más ni con
mas gusto que ahora, que no sólo trabajo
con entera libertad, sino, que ni
siquiera me mueve el deseo de adquirir
la riqueza. La propiedad, lejos de ser un estímulo, es la expresión de la fuerza que domina hoy
con no menos suavidad que la de las armas.
El arte de trabajar no tiene nada
que ver con el de enriquecerse; el
que aprende a trabajar
ha aprendido a ser eternamente
pobre; para ser rico hay
que aprender a explotar a los que trabajan; para ser millonario hay que saber engañar a
los explotadores.»
Esto lo escribía a
finales del siglo XIX en su novela “Los
trabajos del infatigable creador Pío Cid” (1898) Ángel Ganivet (1865-1898),
escritor y diplomático español, al que dolía tanto el estado de su país, que
por este motivo se suicidó en las heladas aguas del río Dvina en Riga, donde
ejercía de cónsul.
De él también es esta
frase: «una nación que cría hijos que huyen de ella por no
transigir con la injusticia es más grande por los que se van que por los que se
quedan». Ahí queda eso...