sábado, 5 de marzo de 2016

La poltrona

Santa Cruz de la Salceda (Burgos-Spain)
 Dicen los sabios, que poltrona o silla poltrona viene del termino ‘poltrón’ que significa vago, haragán, perezoso, así como unos cuantos sinónimos más de parecido significado, y que según parece la silla poltrona se inventó en el siglo XVII como sillón bajo, específicamente diseñado para el sueño ó la poltronería, que por supuesto solo utilizaban las clases nobles y pudientes, pues la plebe dormía solo de noche, con jergones de paja en el suelo, y sin bacín.
  Hoy, que casi todos los perezosos - sean del estamento social que sean- pueden echarse la siesta como bien recomendara Camilo José Cela, es decir: en la cama, con pijama y orinal, el termino poltrona ha quedado relegado como adjetivo calificativo solo para los que viven de lo publico o detentan el poder, y que sea como sea quieren mantenerse en él; y de ahí la frase tan manida de “aferrarse a la poltrona”.
  Desde hace unos meses, en este país, asistimos casi desconcertados al calamitoso espectáculo de cómo nuestros representantes – libremente escogidos – se pelean por las poltronas del poder en el Parlamento de la Nación, y como no se ponen de acuerdo, pues ya no se conforman con haber accedido a la poltrona del común – que es todo un mérito - sino que quieren estar en las poltronas de la “bancada azul”, esas en las que no solo se está, sino que además se tiene derecho a bacín.

  Señorías, hagan una parada en sus debates para mear, a ver si entre medias, terminan ustedes poniéndose de acuerdo.