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Espíritu Santo (Puerto de Mazarrón - Murcia) |
Estaba tomando mi primer
café matutino en una terraza mirando al mar, cuando de forma inesperada se me
aposentó un palomo en la silla de enfrente. La cosa no habría tenido mayor
trascendencia que la de haber compartido con él un pitillo o las migas del
croissant, si es que le hubiese comido. Pero no pasó ni lo uno ni lo otro, ya
que inesperadamente el pájaro me habló y me dijo que era el Espíritu Santo.
Superada la sorpresa,
le pregunté que a que debía tanto honor, pues que yo supiese ya no era virgen,
y por lo tanto no podía concebir sin pecado. El palomo me aclaró que no venía a
nada de eso, que con lo de la fecundación in
vitro el tema ya estaba superado. Que tan solo era una visita de cortesía,
que me había visto tan tranquilo mientras el mundo se desmoronaba a mis pies,
que se había dicho – coño, voy a conocer a ese paisano.
Yo le agradecí el
detalle, y le dije que tenía una duda, pues siempre se le representaba en forma
de una paloma blanca y a mi se me aparecía como palomo oscuro. Me dijo que lo
de ir de blanco era el traje de gala, y que ya solo lo utilizaba – y poco –
para ir a infundirle ciencia infusa al Papa, que para el resto de las
apariciones se ponía traje de calle, es decir arreglado pero informal.
Y poco más puedo
contarles, seguimos hablando de algunas temas más o menos intrascendentes: ¿que
para cuando se iba a terminar la crisis?, que ¿cuando iba a ocurrir el fin del
mundo?, ¿que si de verdad existía la vida eterna?... etc. y nos despedimos; nos
intercambiamos los correos electrónicos y los wasap, y quedamos para otro día...
ya les contaré.