martes, 17 de marzo de 2020

Crónica de un pueblo

 En los años 70 del siglo pasado, un “almiranzote” (Luis Carrero Blanco, que ya entonces mandaba más que el propio dictador pues estaba un poco gaga) propuso al entonces director de Televisión Española, Adolfo Suarez, (sí, el que luego sería primer presidente de la “democracia”) que crease una serie propagandística y exaltadora de las últimas leyes franquistas del reino (Fuero de los españoles, Fuero del trabajo, Ley Orgánica del Estado, etc.), y así surgió la serie televisiva “Crónicas de un pueblo”. 

Algunos de los actores y personajes de la serie "Crónicas de un pueblo"
 Una serie que desbordó sin embargo esos propósitos iniciales y adquirió una gran popularidad y valor artístico por su costumbrismo neorrealista y sus buenos guiones, actores y dirección, no menos que por su elegante y fino humor. En ella se narraba la vida cotidiana y los problemas de un pueblo de Castilla (sola sin apellidos) Puebla Nueva del Rey Sancho, aldea ficticia, ya que en realidad la serie fue grabada en la población de Santorcaz, cerca de Madrid. 
Sus principales personajes eran el alcalde, el cura, el cabo de la Guardia Civil, el maestro, así como el alguacil, el cartero, el conductor del autobús, la boticaria y los niños de la escuela. La serie comenzó a emitirse en 1971 y permaneció tres años en antena con un gran éxito, y eso que todavía estábamos en un España que se proyectaba en blanco y negro. 
 Hoy, 50 años después, si fuésemos a visitar Puebla Nueva del Rey Sancho, veríamos que la cosa ha cambiado bastante: cura ya no tienen, viene uno una vez a la semana a decir misa los sábados, pues los domingos la dice en otros tres pueblos cercanos, el resto de la semana la iglesia está cerrada, y eso que es una joya del patrimonio artístico. El cuartel de la Guardia Civil, hoy es un solar, ya que hace tiempo que se cerró y luego ardió en un incendio, por lo que ahora solo pasan los guardias una vez al día por el pueblo siguiendo el protocolo de vigilancia y control de la comarca (diez pueblos más). Del maestro, ni se acuerdan que le tuvieron, pues  los chicos a los que dio clase se fueron todos a trabajar lejos del pueblo, aunque algunos vienen en verano. Hoy la escuela es el teleclub. 
 Lo mismo pasa con el alguacil, al que han sustituido un micrófono y unos altavoces colocados en algunos puntos estratégicos del pueblo, a través de los cuales se emiten los bandos, cada vez menos; y el cartero y conductor del coche de línea vienen de fuera, así como la boticaria y el médico que tienen una habitación en los bajos del Ayuntamiento donde pasan consulta, recetan y toman la tensión. Lo mismo ocurre con el alcalde (que es independiente de derechas), y que tampoco vive en el pueblo, pero está empadronado allí, pues la que es del pueblo es su mujer, que es la dueña de la heredad agrícola que explotan. 
 Y esto es todo, Villanueva del Rey Sancho no existe, pero esta “crónica de un pueblo” podréis verla repetida - y a color - por un buen número de poblaciones de nuestro país.