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Fuente en Buardos (Portugal) |
Cuanto daño esta haciendo la flauta
dulce a las actitudes musicales de este país, pese a que esté catalogada como
instrumento musical pedagógico. Y lo digo porque tengo un vecinillo que lleva
varios días dándome la tabarra con su repetitivo soniquete, y escucho que cada
vez lo hace peor, cosa que también su madre reconoce, y que la empieza a
preocupar pues el chaval dice que odia la música. Y eso que para este
instrumento escribió Bach su 4º Concierto brandemburgués en Sol mayor. Pero ni
por esas, que al chaval se le da mal eso de tocarse la flauta.
No se a que docto pedagogo se le
ocurrió en su momento adoptar la flauta de pico o de pastor, como aliciente
para que las nuevas generaciones se iniciasen en la comprensión musical. Uno, que nació por desgracia sin
ningún sentido musical, incluido el del oído, reconoce que en cambio le encanta
escucharla, aunque lo hago en modo usuario, sin ser un gran melómano, aunque
todavía distingo lo que es música, de lo que es ruido. Y es que los de mi
generación íbamos a las clases de música de oyentes, es decir la que oíamos por
la radio. Y posiblemente ese sea el mejor
método para que los jóvenes se aficionen a la música, que la escuchen a menudo
y en sus diferentes tipos y formatos, es decir tanto la clásica y la actual, y
si alguien se la explica, pues mucho mejor. Lo tengo claro, como mi joven
vecino flautista no mejore sus actitudes musicales, me voy a comprar un tambor
y montaremos un dúo, y se van a enterar el resto de los vecinos, a ver si así
hacen una manifestación para que alguien cambie o mejore la parte docente de
esta asignatura. © GONZALO ALCALDE CRESPO (La Firma – 2014)
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