martes, 6 de enero de 2015

Un sin vivir

Figueira da Foz (Portugal)
Que fin de semana me han dado, me he tenido que resintonizar otra vez, la segunda ya desde que llegó la televisión digital, que es tan mala como la analógica solo que con más canales, supongo que para poder desaguar mejor tanta basura. Además he cumplido años, tantos que para poder apagar las velas de la tarta, he tenido que llamar a los bomberos, claro que más ha cumplido el palacio de la Diputación de Palencia (cien ya) y nadie le ha regalado un bollo, aunque si que le han organizado una exposición, que bien merece ser visitada.
 Pero menos mal que ese mismo día - entre otras cosas - me regalaron una hora más de sueño, aunque gran parte de ella me la pasé ajustando los relojes de los aparatos electrónicos que muy a mi pesar, conviven conmigo, me dicen que es para ahorrar energía, pero yo pienso que es para podérsela vender a los bárbaros del norte, y que se sigan forrando las eléctricas.
 Siguiendo con los ajustes, también me entero que ya se ha diseñado el calendario laboral del año que viene, y que nos han quitando una fiesta nacional, y como remate veo que procesan a un miembro más de la sagrada familia catalana..., si es que vivimos en tiempos tristes y desconfiados, (excelente titulo para una telenovela), o como decía mi abuela, en un sin vivir.
 Este país se ha convertido de la noche a la mañana en un territorio de agnósticos, incrédulos y desconfiados, donde la duda razonable es la menos grave de las dudas. Los dos partidos conservadores que sostienen el posteado democrático del corral hispano: el conservador de toda la vida que nos gobierna y que lucha por seguir conservando el poder, y por el otro, el neoconservador que sueña con volver a hacerse con él, se han lanzado sin paracaídas en una arriesgada pirueta hacia el vacío, donde todavía no se sabe muy bien, hacia que lado se moverá el colchón amortiguador del voto ciudadano.
 Esta desconfianza social es la que esta volviendo locos a los responsables de las empresas de sondeos electorales, eso que llaman demoscopia, porque entre otras cosas, como decía el humorista Coll, la gente miente y en este "cercao", el personal ya ha aprendido a mentir y a mentir bien. (Pues no será porque no hemos tenido buenos maestros(.
© GONZALO ALCALDE CRESPO (La Firma - 2014)

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